Errores que debes evitar cuando bajan las acciones

Invertir en la Bolsa de Valores no es ningún camino fácil, y quien te diga que todo es ganar sin riesgos, te está vendiendo puro humo. Aquí no basta con elegir empresas que suenan bien y esperar sentado a que suban. La verdadera prueba viene cuando el mercado se pone feo… y créeme, eso va a pasar.
Es justo en esos momentos de crisis donde se ve la diferencia entre quien apenas va empezando y quien de verdad está construyendo un camino sólido como inversionista. Por eso, hoy te voy a compartir los errores más comunes que debes evitar y cómo mantener la cabeza fría cuando tus acciones empiezan a bajar.

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🧠 5 claves para mantener la calma cuando tus acciones caen

  1. No tomes decisiones en caliente: El miedo es tu peor enemigo en los mercados.
  2. Piensa a largo plazo: Una caída hoy no define tu futuro financiero.
  3. Escribe tu estrategia y tus metas: Volver a tu “por qué” te da claridad.
  4. No sigas consejos de desconocidos en redes: Tu dinero merece más que likes.
  5. El tiempo es tu mejor aliado: La paciencia ha vencido todas las crisis históricas.

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1. Dejarte llevar por las emociones (el peor enemigo del inversionista)

Si hay algo que te puede sacar del juego, es tomar decisiones en caliente. El miedo y el pánico son pésimos consejeros en la bolsa. Imagínate esto: un día te despiertas, revisas tus inversiones y ves que tus acciones van en picada. Empiezas a sudar frío. Te entra la duda: “¿Y si esto se va a cero?” “¿Y si pierdo todo?”… Y lo peor que puedes hacer es vender justo en ese momento, con la cabeza llena de miedo.

Es como si fueras en un coche, se desvía tantito del camino, y tú te avientas sin pensarlo. La caída te va a doler más que el desvío. Lo mismo pasa cuando vendes en plena bajada. No estás analizando, estás reaccionando.

Este comportamiento se explica con algo que se llama sesgo de disponibilidad. Básicamente, nuestro cerebro le da más peso a las cosas recientes o que nos impactaron mucho. Ves una nota alarmista en las noticias, el mercado cae tantito, y tu mente grita: “¡Salte ya!”. Pero eso no es razonar, es actuar por impulso. Es como cuando alguien oye que va a haber desabasto y se lanza al súper a comprar papel de baño como si no hubiera un mañana. ¿Te ha tocado ver eso?

2. Olvidar que el mercado siempre se mueve en ciclos

La bolsa sube, baja, se recupera… y vuelve a caer. Así ha sido desde hace más de un siglo. Pero cada que cae fuerte, mucha gente actúa como si fuera el fin del mundo. ¿Por qué? Porque estamos programados para sobrevivir, y una bajada fuerte en nuestras inversiones enciende esa alarma interna. El problema es que aquí no estamos escapando de un depredador: estamos manejando dinero, y lo que se necesita no es velocidad, sino calma y estrategia.

Así que, antes de hacer cualquier movimiento, respira profundo. Literal, date al menos 24 horas para pensar. Porque el mercado castiga a quienes se aceleran… pero premia a quienes tienen paciencia

3. No tener una estrategia escrita (sí, en papel o en una nota del cel)

Cuando llegue ese bajón —porque va a llegar—, tener por escrito tu plan te va a salvar de decisiones tontas. Algo tan simple como regresar a leer: “Compré esta acción por esta razón. El mercado está bajando, pero la empresa sigue fuerte”, te ayuda a no dejarte llevar por el pánico.

Piensa en esto: si tienes un depa y mañana te dicen que vale 10% menos, ¿lo vendes en chinga? ¡Claro que no! Sabes que el valor puede bajar, pero mientras el barrio esté bien y todo funcione, el precio se recupera. Con las acciones es igualito: si los fundamentos de la empresa no han cambiado, no vendas por miedo. Revisa, analiza, y si todo sigue firme, tú también.

4. Perder de vista tus objetivos a largo plazo

Cuando las noticias malas te griten que salgas corriendo, tu enfoque a largo plazo debe ser la voz que te diga: “Tranquilo, por esto empecé”. Aquí no estamos jugando a hacernos ricos en una semana. Eso es cuento chino. Aquí se trata de sembrar con paciencia para cosechar con inteligencia… pero dentro de algunos años, no mañana.

Vivimos en un mundo donde todo lo queremos al instante. Pedimos comida desde el cel y si no llega en 20 minutos ya estamos molestos. Subimos una foto y queremos likes en dos minutos. Esa ansiedad nos la llevamos a las inversiones: compramos hoy y esperamos que en 24 horas ya haya ganancias. Pero no, invertir es como plantar un árbol de olivo. Los primeros años parece que no pasa nada, pero si lo cuidas, un día va a dar frutos… y muchos.

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5. Tu horizonte de inversión manda: no tomes decisiones como si todo se acabara mañana

Entonces, ¿qué pasa cuando abres tu app de inversiones y ves números rojos por todos lados? Si solo estás pensando en el corto plazo, es normal que te entre el pánico. Pero si tienes claro que tu meta está a 10, 15 o 20 años, esa caída no es el fin del mundo… es solo un bache en el camino. Nada más.

Aquí va una verdad clave: tu estrategia de inversión debe estar alineada con tu horizonte de tiempo. Si estás invirtiendo para la universidad de tus hijos dentro de 15 años, o para tu retiro en 25, entonces… ¿por qué actúas como si lo tuvieras que sacar todo mañana? Esa desconexión entre objetivo y acción es justo lo que te puede meter en problemas.

6. El largo plazo es tu mejor defensa (y también tu mejor amigo)

Esto no es palabrería, es historia pura: en los últimos 150 años, el mercado ha vivido guerras mundiales, pandemias, recesiones, burbujas… y aún así, ha seguido creciendo. ¿Te dice algo eso? A nosotros sí: que el tiempo juega a favor del inversionista paciente.

Un dato que pinta el panorama: si hubieras invertido en el S&P 500 (que agrupa a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos) y te hubieras quedado al menos 15 años, históricamente no hay un solo periodo donde hubieras perdido dinero. ¿Es garantía de futuro? No. Pero es una señal clara de hacia dónde se inclina la balanza con el tiempo a tu favor.

Así que cuando te den ganas de apretar el botón de “vender todo”, pregúntate en frío: “¿Esta decisión está alineada con mis metas de largo plazo?” Si la respuesta es “no”, aguanta vara. Y si necesitas recordarlo, escribe tus objetivos. Haz una lista con tus razones para invertir y léela cada vez que las dudas te ataquen. Tu “por qué” es tu ancla cuando el mar se pone bravo.

Tener clara tu meta a largo plazo es como tener un faro en medio de una tormenta. Puede que ahorita no veas la costa, que el mar esté revuelto, pero mientras el faro esté encendido, sabes hacia dónde remar.

7. Cuidado con los “gurús de TikTok” (y cualquier otro charlatán de redes)

Cuando el mercado se mueve feo y las emociones te juegan en contra, hay un tercer enemigo que aparece con fuerza: los consejos sin fundamento que se esparcen como fuego en redes sociales.

Es un clásico. El mercado cae y, de repente, TikTok se llena de iluminados que “ya sabían que esto iba a pasar”. Entras a X (antes Twitter) y te topas con un avatar que dice que vendas todo y compres uranio. Te metes a YouTube y te grita un video con luces rojas: “¡CRASH FINANCIERO INMINENTE, SACA TU DINERO YA!”. Y tú, que ya venías con la cabeza hecha bolas, acabas cayendo.

No porque seas ingenuo, sino porque cuando no tienes un plan claro, cualquier voz que suene segura parece tener razón. El problema es que esas voces no conocen tu situación. No saben si estás ahorrando para tu retiro o para comprarte una casa. No tienen idea de tu perfil de riesgo, ni de tu horizonte de inversión. Y lo peor: muchas veces ni siquiera invierten con su propio dinero.

8. Aprende a filtrar: no todo lo que suena fuerte tiene valor

Vamos a ponerlo fácil: imagina que te duele la rodilla y vas con el ortopedista. El doctor te revisa, te hace estudios y te da un tratamiento. Pero tú, en vez de seguirlo, decides hacer lo que dice un chavo en Instagram que sube videos haciendo sentadillas con 100 kg. Él asegura que “sabe más que los médicos porque lo ha vivido”. ¿A poco no suena ridículo? Pues lo mismo pasa cuando haces cambios en tu portafolio de inversión con base en lo que diga alguien que ni te conoce ni tiene idea de tus metas.

La cruda verdad es esta: el 99% del contenido financiero en redes no está hecho para ayudarte, sino para conseguir vistas, likes y seguidores. Y eso se logra con drama. ¿Qué crees que vende más?: “Todo va a estar bien si sigues tu estrategia” o “¡Vende todo o te vas a arruinar!”… Exacto. El algoritmo premia el caos, no la calma.

¿Cómo protegerte de ese ruido? Usa estos tres filtros:

Antes de dejarte llevar por cualquier consejo de internet, hazte estas preguntas:

  1. ¿Esta persona tiene experiencia real o estudios en finanzas o inversiones?
  2. ¿Está intentando venderme algo? (curso, asesoría, membresía, etc.)
  3. ¿Lo que dice encaja con mi perfil de riesgo, mis metas y mi estrategia?

Si alguna respuesta te suena dudosa, mejor pasa de largo. No se trata de cerrarte a escuchar. Claro que puedes aprender de otros, pero no se trata de obedecer a ciegas. Tú tienes el control de tu dinero.

Tu portafolio de inversión no es un coche de renta que puedes dejar tirado si se rompe. Es tu vehículo rumbo a tu libertad financiera, y no puedes manejarlo tomando instrucciones de desconocidos que ni siquiera saben a dónde vas.

Si algo que viste en redes te llama la atención, apúntalo. Luego investígalo. Contrasta información. Revisa fuentes confiables (como reportes financieros, datos históricos o expertos bien identificados). Y si después de todo eso, lo que dicen tiene sentido para ti, entonces sí: ajústalo a tu estrategia de forma consciente.

Porque al final, si algo sale mal, los influencers no van a pagar las consecuencias. Quien vive con los resultados de tus decisiones… eres tú.

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Daniela Casas / Diseñadora UX

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