🧠 5 Claves para Elegir tu Primer ETF
- Elige un ETF que siga un índice amplio y diversificado como el MSCI World o el S&P 500.
- Prefiere ETFs de acumulación para que los dividendos se reinviertan solitos.
- Cuida el TER: entre más bajo el costo anual, más lana se queda contigo.
- Fíjate en el volumen del ETF para evitar spreads altos al comprar o vender.
- Compara bien los brókers para no pagar comisiones innecesarias.
¿Quieres empezar a invertir? Aquí tienes nuestra recomendación

- Bróker internacional bien regulado, con operaciones en México y a nivel mundial.
- Abre tu cuenta en menos de 10 minutos.
- Ten acceso a millones de acciones y ETFs.
Si lo que estás buscando es una manera de invertir fácil de entender, con bajo riesgo y que funcione bien a largo plazo, entonces los ETFs (fondos cotizados en bolsa) son una de las mejores puertas de entrada. Y no, no necesitas ser economista, ni tener millones para empezar.
¿Qué es un ETF y por qué es ideal para principiantes?
Un ETF funciona como si compraras una canasta llena de activos financieros. Esa canasta puede traer acciones de distintas empresas, bonos gubernamentales, o una mezcla de varios instrumentos. Lo chido de esto es que con una sola inversión, ya estás diversificando tu dinero.
Imagina que vas a una tienda de chocolates y, en lugar de escoger uno por uno, te llevas una caja surtida: un poco de todo, sin complicarte. Eso es un ETF: más variedad, menos riesgo, y todo con un solo clic.
Pero ojo, no todos los ETFs son iguales, y si apenas vas comenzando, lo mejor es que elijas uno que sea simple y con buena diversificación. Aquí entra una regla de oro…
1. Elige un ETF que siga un índice amplio y diversificado
La mayoría de los ETFs no van eligiendo activos al azar. Lo que hacen es seguir un índice bursátil, que funciona como un mapa. Ese mapa define qué activos incluye el fondo, y en qué proporción. Por eso, la decisión más importante que vas a tomar es: qué índice quieres seguir.
Y la respuesta correcta, si estás empezando, es un índice lo más amplio posible. Entre más empresas, más sectores y más países incluya, mejor.
Ejemplos de índices ideales para empezar:
- MSCI World: Incluye más de 1,500 empresas de 23 países desarrollados. Vas a tener en tu portafolio acciones de gigantes como Apple, Microsoft, Nestlé, Toyota, L’Oréal y muchas más. Si un sector cae, otro lo puede compensar. Esa es la magia de la diversificación real.
- S&P 500: Agrupa a las 500 empresas más grandes de Estados Unidos. Aunque está enfocado sólo en ese país, es tan representativo que se usa como referencia global. Es como el pulso de la economía estadounidense.
¿Y por qué no empezar con un ETF temático, como de energías renovables o tecnología? Porque esos son más arriesgados. Si ese sector va mal, todo tu dinero se puede ir para abajo. Así que mejor empieza con un ETF generalista, bien distribuido.
Piensa que vas a construir una casa. Lo primero que necesitas es un terreno firme, estable. Ese terreno es tu ETF diversificado. Ya después le pones alberca, jardín y decoración (es decir, otras inversiones más específicas). Pero primero, lo básico.
Y un detalle más: los ETFs que siguen estos índices suelen estar llenos de empresas sólidas, que llevan décadas operando. No son una apuesta arriesgada, pero sí te dan estabilidad, crecimiento sostenido y resistencia a largo plazo.
2. ¿Acumulación o distribución? Quédate con los de acumulación si estás empezando
Ya decidiste que vas a entrarle con un ETF amplio, como el MSCI World o el S&P 500. Perfecto. Ahora toca resolver una duda que a muchos los deja rascándose la cabeza: ¿acumulación o distribución?
Tranquilo, aquí te lo explico fácil.
Muchas de las empresas que componen un ETF reparten dividendos, que es básicamente una parte de sus ganancias. Entonces, cuando compras un ETF, hay dos formas en que ese dinero puede ser manejado:
- ETF de distribución: Te depositan esos dividendos en tu cuenta.
- ETF de acumulación: Esos dividendos se reinvierten automáticamente en el fondo. Compran más participaciones por ti, sin que tú muevas un dedo.
Y si estás apenas comenzando, los de acumulación son tu mejor opción.
¿Por qué? Porque aprovechan el interés compuesto, una de las herramientas más poderosas en el mundo financiero.
El interés compuesto explicado al estilo mexicano:
Imagínate que plantas un árbol que da frutos. En lugar de comértelos, agarras cada semilla y plantas más árboles. Luego, esos árboles también dan frutos… y vuelves a sembrar. Así, con el tiempo, creas todo un bosque. Eso es el interés compuesto: ganancias que generan más ganancias.
Por ejemplo, si inviertes $5,000 pesos en un ETF de acumulación que te rinde un 7 % anual (promedio histórico de los mercados), en 20 años podrías terminar con más de $20,000 sin moverle un solo peso extra. Todo por dejar que tus dividendos sigan trabajando dentro del fondo.
Además, simplificas tu vida: no tienes que andar pensando cuándo reinvertir ni qué comprar. El fondo hace todo por ti. Como tener un jardinero financiero que riega y siembra por ti todos los días.
Y aunque hay personas que prefieren los ETFs de distribución porque les gusta recibir efectivo, eso aplica más cuando ya estás viviendo de tus inversiones, no cuando estás armando tu patrimonio.
Otro punto: en México, si inviertes desde un bróker nacional, el tema fiscal entre acumulación y distribución no cambia mucho, ya que los impuestos los pagas sólo cuando vendes.
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3. Fíjate bien en los costos: el TER puede hacer la diferencia
A ver, imagina que vas a comprarte un coche. No basta con que esté bonito o corra rapidísimo. También necesitas saber cuánto gasta de gasolina, si las refacciones son caras y cuánto cuesta llevarlo al taller. Con un ETF pasa exactamente lo mismo: no se trata solo de que suene atractivo, también hay que revisar cuánto cuesta mantenerlo a lo largo del tiempo.
Aquí es donde entra un concepto que vas a ver mucho si te metes a este mundo: el TER, que viene de Total Expense Ratio. Suena muy técnico, pero en realidad es muy fácil de entender. Básicamente es el porcentaje que te cobra el fondo cada año por gestionarlo, y ya está incluido dentro del precio del ETF. No es una comisión que veas reflejada como tal, pero sí reduce tu rentabilidad año con año.
¿Cuánto es mucho y cuánto es razonable?
Un TER del 0.20 % quiere decir que si tienes $100,000 pesos invertidos en ese ETF, cada año te van a quitar $200 pesos para cubrir la operación del fondo: su administración, licencias, auditorías, mantenimiento… todo eso que ocurre tras bambalinas.
Lo ideal es buscar ETFs con un TER menor al 0.30 %, sobre todo si están basados en índices amplios como el MSCI World o el S&P 500. De hecho, hay opciones buenísimas con TERs bajísimos, entre 0.07 % y 0.20 %. Y sí, aunque parezca poca cosa, esa diferencia pesa —y mucho— con el paso de los años.
¿De verdad importa tanto una diferencia de décimas?
Vamos a hacer cuentas rápidas.
Imagina que inviertes $200,000 pesos en dos ETFs que hacen exactamente lo mismo. Uno tiene un TER del 0.15 %. El otro, de 0.75 %. Parece una diferencia mínima, ¿no? Pues no. Si dejas esa inversión durante 20 años con un rendimiento del 7 % anual, la diferencia entre ambos podría superar los $80,000 pesos. Así, sin moverle nada. Todo por los costos.
Es como tener dos coches idénticos, pero uno te rinde 18 km por litro y el otro apenas 8. Al principio no lo notas tanto, pero conforme pasan los años… ¡se vuelve un dineral!
Otros costos que también debes considerar
Además del TER, hay otro par de costos que valen la pena tener en la mira:
📉 El spread (diferencia entre compra y venta)
Cuando compras un ETF, hay una pequeña diferencia entre el precio que pagas y el precio al que podrías venderlo de inmediato. Esa diferencia se llama spread, y funciona como una comisión escondida.
Mientras más líquido sea un ETF (es decir, mientras más se compre y venda diariamente), más bajo será ese spread. Por eso conviene elegir ETFs grandes, conocidos y con mucho movimiento en el mercado. Evita los fondos raros, con poco volumen, porque ahí te pueden meter un spread más alto sin que te des cuenta.
💸 Las comisiones del bróker
Estas no vienen del ETF como tal, sino de la plataforma que usas para invertir. Hay brókers que te cobran por cada compra o venta, otros que te cobran una cuota mensual, y algunos que ofrecen ETFs sin comisiones si cumples ciertas condiciones.
Aquí no hay una única respuesta: toca comparar opciones, revisar las letras chiquitas y ver qué plataforma te ofrece mejor servicio al menor costo. Lo importante es que esos cargos no se coman lo que vas ganando con tu ETF.
¿Entonces qué hago?
Muy sencillo:
- ✅ Apunta a ETFs con TER lo más bajo posible (menor a 0.30 %)
- ✅ Busca fondos líquidos, con mucho volumen y buena reputación
- ✅ Compara brókers y elige el más económico que se adapte a ti
Porque al final, cada peso que no pagas en comisiones es un peso que se queda contigo. Y si has entendido cómo funciona el interés compuesto, ya sabes que hasta los centavos cuentan cuando inviertes a largo plazo.